Según la oficina estadística europea (Eurobarómetro), España es uno de los países europeos donde más se fuma en los hogares.
Entre un 50 y un 70 por ciento de los niños españoles vive en un ambiente tabáquico, por lo que dejar de fumar "es la mejor forma de que los padres correspondan al amor filial que se expresa en días como mañana", señala el Comité para la Prevención del Tabaquismo.
Hay buenas razones para hacerlo: la exposición al humo del tabaco causa en los niños un aumento del riesgo de infecciones respiratorias (neumonía, bronquitis y bronquiolitis), infecciones del oído medio y agudiza los procesos asmáticos.
También se sabe que los niños expuestos al humo diariamente y durante muchas horas tienen un riesgo mayor de sufrir un cáncer de pulmón en la edad adulta, y que el menor se convierte en un fumador pasivo al inhalar, no solo el humo del cigarro, sino el que las personas a su alrededor exhalan en cada calada.
Los estudios demuestran que el humo ambiental contiene un mayor número de partículas de menor tamaño suspendidas en el aire, que pueden alcanzar partes más profundas del sistema bronco pulmonar y en consecuencia, es muy nocivo para quien lo inhala.
Asimismo, recuerdan los especialistas del CNPT -que agrupan más de 40 sociedades científicas y otras asociaciones del ámbito sanitario-, el humo queda impregnado en la ropa, en el pelo y el niño se ve afectado en cada contacto con sus padres.
Aunque esta adicción es causa de muerte, fumar en fiestas se acaba asociando a diversión, por lo que a largo plazo, se convierte en una auténtica invitación a que los niños comiencen a fumar.
Esto se acentúa cuando el fumador es un modelo a seguir, el padre de familia, que con su acción lo único que hace es disminuir la importancia de los riesgos de esta adicción.
Un reciente estudio elaborado por el CNPT reveló que el porcentaje de población fumadora sigue estancado en el 24 por ciento desde finales de 2006, es decir, un año después de que entrara en vigor la Ley del Tabaco.
Sin embargo, durante los meses previos y el año siguiente a la aprobación de la norma, lograron dejar de fumar en torno a un millón de españoles, en lo que influyó la campaña de sensibilización contra los riesgo del tabaco que acompañó al trabajo de los legisladores.
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