Cuando el PP llegó al Gobierno de Cantabria, una de sus primeras medidas fue cerrar el CJC (Consejo de la Juventud de Cantabria) un organo que parece que a los conservadores les molesta. Los jóvenes tenemos derecho a reunirnos, a debatir, a realizar campañas y no tiene que coincidir con la ideologia del Gobierno de turno.
El Consejo de la Juventud es uno de los 57 organismos incluidos en la lista negra de la reforma de la Administración que aprobó el viernes el Gobierno: algunos de estos organismos desaparecen; otros se fusionan. Es el caso del Consejo, que pasará a formar parte del Instituto de la Juventud (Injuve) y cuya absorción no parece inocente. Aunque el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales (del que depende el Injuve) asegura que se trata de un ahorro que evitará duplicidades, varias fuentes consideran que con esta fusión el Consejo de la Juventud perderá independencia y capacidad de crítica. Además, aún está por ver qué sucederá con su capacidad para elaborar estudios, asesorar a las administraciones, y cuál será el futuro de sus trabajadores.
El CJE –que funciona desde 1983– aglutina a unas 83 asociaciones juveniles entre las que se encuentran las juventudes de los partidos políticos y los sindicatos, pero también asociaciones religiosas, de tiempo libre, de jóvenes con discapacidad, o de defensa del colectivo LGTB, entre otras. Cada dos años las entidades votan para elegir presidente y una comisión permanente de nueve miembros de nueve asociaciones diferentes. Esa fórmula garantiza su independencia y le diferencia del Injuve, cuyo presidente es nombrado directamente por el Gobierno. Su presupuesto para 2013 –que procede de los Presupuestos Generales del Estado– es de 1,4 millones de euros.
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